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LA PERSPECTIVA CRÍTICA

En la entrada de hoy, hablaremos de la perspectiva crítica en los medios de comunicación.

Es sabido por todos que lo que vemos y escuchamos en televisión tiene un impacto en nuestro desarrollo como persona, especialmente cuando somos pequeños. A partir de ahí, se fomentan unos valores y creencias que se manifestaran en nuestra personalidad a lo largo de nuestra vida. Llevando esto a escala global, no es de extrañar que muchos de los valores de hoy en día esten basados en lo que los medios nos han estado vendiendo durante todos estos años; este fenómeno significa la hegemonía y control de mercados de todo el mundo, que hace a las masas más manipulables y dadas al consumo de dicho contenido.

Junto a estos valores que se construyen en nuestra sociedad, aparecen también unos mitos que convencen al individuo de una falsa seguridad de control sobre lo que este consume (este, en concreto, lo llamamos el mito del individualismo y decisión personal). No solo esto, sino que también se mantiene la creencia de una supuesta neutralidad y pluralidad de los medios sobre la información que se da (el mito de la neutralidad y el del pluralismo en los medios), al igual que se inhibe al espectador de saber sobre conflictos sociales y verdaderas problemáticas globales (mito de la ausencia de conflictos sociales).


Ejemplificando todo esto, vamos a hablar sobre la empresa más grande y que más dinero hace en los medios de comunicación. ¿Quién no ha oído hablar alguna vez de Disney? ¿De sus mágicas películas que nos transportan a lugares de ensueño y nos hacen creer que todo es posible? Hoy hablamos, en concreto, del papel de la mujer en dichas películas y cómo las princesas Disney han perpetuado distintos roles de género a lo largo de estos últimos dos siglos. Para una mejor ilustración, hemos dividido princesas a lo largo de tres etapas: primera mitad del siglo XX, años 80 y 90 y el siglo XXI.


Durante la primera etapa (de los años 30 hasta los 60 aproximadamente), los roles de género eran unos muy marcados, acordes con el contexto social en el que se encontraban: las mujeres eran simples amas de casa y no tenian prácticamente decisión sobre nada, y si se diese el caso de tenerla, era con supervisión de un hombre. Todo esto se plasmaba en la gran pantalla con princesas como Blancanieves, Cenicienta o La Bella Durmiente que, si bien eran las protagonistas, toda su narrativa acababa relacionada con un príncipe. Asimismo, todas ellas eran grandes amas de casa, atentas y sumisas sin mucho desarrollo en su personalidad más que cuando consiguen al hombre, que es el momento en el que estas se sienten completas.


Blancanieves (1937)


Es a partir de los años 80 cuando comienzan a surgir princesas que rompen con los roles y patrones establecidos, princesas más rebeldes que se abren paso junto a las nuevas identidades de género que surgen en los movimientos de tipo sociocultural (colectivo LGBT y colectivo feminista). Aunque la figura masculina sigue teniendo un gran peso en las películas, estas princesas se caracterizan por tener aspiraciones más allá de encontrar a un príncipe azul que les de sentido a sus vidas; este periodo es conocido como Etapa azul y en ella encontramos princesas como Ariel, Bella, Jasmine, Pocahontas, Esmeralda, Megara y Mulán. 

Como mencionábamos antes, las princesas de este periodo comienzan a romper los esquemas preestablecidos, mostrando así al público que las mujeres tienen sueños, ambiciones y aspiraciones en la vida, y que no todo se resume en encontrar el amor verdadero, tal y como durante años venían retratando los propios medios. Sin embargo, lo verdaderamente destacable es que el elemento común no desaparece, puesto que igualmente estas princesas acaban con los príncipes, constituyendo así el clásico final con sello Disney. A pesar de todo esto, es destacable el paso que Disney trató de dar, mostrando el papel de las princesas de una forma diferente y más acorde con la nueva sociedad que se abría paso.


La bella y la bestia (1991)



Es ahora, entrando en pleno siglo XXI, cuando verdaderamente Disney comienza a mostrar un papel mucho más independiente de la mujer en pantalla. Ahora estas princesas comienzan a ser individuos independientes que tienen claro sus objetivos y están dispuestas a conseguirlos de la forma que sea. Esta vez, la figura del príncipe es casi inexistente y es ahora cuando las mujeres ocupan su verdadero puesto como protagonistas.


El mayor ejemplo de ruptura total con respecto a la representación del modelo tradicional se da en el año 2011, con la película Brave, donde se opta por mostrar otro tipo de amor que no es el romántico, sino el maternofilial, demostrando así que las películas de princesas no tienen que girar constantemente alrededor del amor verdadero. De igual manera, se tratan otros temas que no son el amor, como son las inquietudes y/o responsabilidades de dichas protagonistas.

Brave (2012)


En conclusión, se aprecia una notable evolución respecto los cánones femeninos a lo largo de estos últimos dos siglos. Como uno de los grandes medios que es el cine, este ejerce su papel moralizador en la sociedad, al igual que impone los mitos y valores que son convenientes segun el contexto en el que nos encontramos. No obstante, tenemos que recordar que lo que consumimos tiene detrás unos intereses capitalistas que mantienen la hegemonía del sistema; ser conscientes de esto es clave para no caer en mitos y poder tener una visión más amplia de toda la información que nos llega a través de los medios. Respecto las princesas Disney y rompiendo una lanza a favor de los medios, haber evolucionado junto la sociedad es algo que se agradece, especialmente para las futuras generaciones.






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