Funciones y disfunciones: La isla de las tentaciones
En esta nueva entrada, analizamos las funciones y disfunciones del programa del que todo el mundo habla últimamente: la isla de las tentaciones.
La isla de las tentaciones es un programa de televisión española de la cadena Mediaset en el que cinco parejas en crisis se van a una isla a poner a prueba su confianza. Separados en dos casas, tienen que convivir con un grupo de solteros y solteras que les pondrán a prueba cada día. Este programa ha sido de los más vistos si no el que más durante este último mes, batiendo records de audiencia con esta segunda edición que poco tiene que envidiar a su antecesora.
Desde un principio podemos pensar que, como cualquier otro programa telebasura, la única utilidad de La isla de las tentaciones es el entretenimiento, puro ocio para mantener a las masas alejadas de los problemas a los que nos enfrentamos desde marzo, sin embargo podemos ir más allá si nos paramos a analizarla mejor. A partir de la técnica funcionalista, dividimos este contenido audiovisual en varios sistemas: vigilancia, correlación, transmisión cultural y entretenimiento.

Logo del programa

Empezando por el primero de los sistemas, la isla de las tentaciones advierte sobre comportamientos tóxicos en relaciones, una información útil para la audiencia que a su vez lidera la opinión pública y otorga status a quien lo consume y a los que participan. El sistema de correlación en este contexto situa al programa como un arma de doble filo. Si bien (como hemos dicho antes) informa al espectador sobre estas actitudes nocivas que tienen entre ellos los participantes no se condenan explicitamente, debilitando la opinión crítica. Lo que algunos entienden como un recordatorio sobre lo que no hay que hacer en una relación de pareja, otros lo ponen en tela de juicio a un nivel que afecta directamente a las propias relaciones de cada persona. Esto, independientemente de sus resultados, las degrada y banaliza y como hemos dicho antes el programa no castiga los comportamientos de muchos de sus concursantes, más bien se lucra de ello a base de números altos de audiencia y representación en las redes sociales. Claramente nos encontramos ante una disfunción de lo más relevante dentro de este sistema.
En relación a esto tenemos también el sistema de transmisión cultural, donde encontramos varias funciones y disfunciones. Este programa ha prolongado el proceso de socialización entre todos nosotros sobretodo mediante las redes sociales, y estando en la situación que estamos mucho más. A pesar de esto, la temática del programa en si se reduce a unos estándares culturales que si bien son consensuados por la sociedad, no distan mucho de ser adequados o correctos. Por último y no menos importante, en el factor entretenimiento tenemos que destacar la relevancia a nivel ocio que conlleva este producto comunicativo, especialmente como narcótico social. Es si no la más importante una de las más grandes disfunciones de La isla de las tentaciones, de ahí que se haya ganado entrar en la categoría de programas telebasura.
Finalmente, podemos concluir que La isla de las tentaciones es un programa lleno de disfunciones, pero se pueden sacar varios aspectos positivos o bien no tan negativos, como por ejemplo unas actitudes más sanas venidas de varias concursantes. Sin embargo deberíamos cuestionarnos como consumidores qué beneficios nos trae este programa y si vale la pena exponerse tan agresivamente a un contenido tan polémico.

Concursantes del programa

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